La primera vez que vi la película El Secreto me pareció mágico, pero me pareció que hacía falta algo. Cuando rezaba sentía que además de solo rezar faltaba algo, y cuando pedía que alguno de mis sueños se hiciera realidad sentía que tenia que hacer algo más.

Con el tiempo aprendí que el solo pedir, rezar, orar, visualizar, meditar no era suficiente y que para que esas cosas por las cuales pedía, oraba, imaginaba y meditaba se hicieran realidad era mi deber caminar en la misma dirección porque pedir, rezar, orar, visualizar, y meditar sin hacer nada es como pedir direcciones y quedarse estacionado o como poner una dirección en Waze, cerrar los ojos y esperar mágicamente aparecer en esa dirección.

La acción es el ingrediente fundamental para que eso que pedimos, rezamos, oramos, visualizamos o meditamos se haga realidad. Pero no es cualquier acción, se trata de acción congruente hacia eso que deseamos.

No podemos pedir por salud y no cuidar nuestra alimentación.

No podemos rezar por dinero y malgastarlo.

No podemos orar por mejores relaciones con nuestra pareja y seguir mintiendo.

No podemos visualizar un mejor trabajo y no salir a buscarlo.

No podemos meditar por paciencia y explotar en el primer segundo.

Es hora de tomar responsabilidad por nuestras vidas.