Andamos por la vida pretendiendo ser personas que no queremos ser, para caerle bien a personas con las que no queremos estar, porque en realidad el que verdaderamente te aprecia, te aprecia como eres y con esa persona puedes ser totalmente y 100% TÚ.
Lo que no nos damos cuenta es que, cuando andamos mucho tiempo con la máscara puesta, vamos perdiendo parte de nuestra esencia, hasta el punto de que nos acostumbramos a ser eso que pretendemos ser, asumiéndolo con si en realidad fuera nuestra verdadera identidad.
No, tú no eres esa persona que pretende ser amargada y que odia el mundo porque se vio obligada a ponerse la máscara para protegerse porque una vez fue herida cruelmente.
No, tú no eres esa persona que pretende ser egoísta porque una vez fue generosa y tomaron ventaja de ti.
No, tú no eres esa persona que pretende criticar y juzgar a los demás y se coloca esa máscara porque una vez fue humillada.
No, tú no eres esa persona que dice no volver amar porque cuando lo hizo le rompieron el corazón.
¿Y cómo lo sé?…
Porque dentro de ti, de vez en cuando, se ve un destello que revela esa persona con un corazón noble dispuesta a tender una mano.
Porque dentro de ti, de vez en cuando, se escucha esa risa contagiosa que ilumina al mundo, porque dentro de ti de vez en cuando se ve esa empatía por el sentir de los demás.
Porque dentro de ti, de vez en cuando, se siente esa persona que quiere abrir su corazón al abrazar fuertemente a otra persona.
Porque dentro de ti vive un gran ser con ganas de transformar el mundo empezando por TÚ mundo interior…